miércoles, 16 de enero de 2013

Recordar al Apóstol.



Cada 28 de enero -al menos desde que tengo uso de razón- diversas generaciones de cubanas y cubanos rinden homenaje al Héroe Nacional de Cuba, nuestro José Martí.

Recuerdo en mis tiempos de infante, era todo una fiesta de colores y caritas pintadas al convertirnos en los personajes de sus cuentos y desfilar para mostrar la felicidad de de los pequeños enanos del verde Caimán.

¡Oh, qué hermosa, la gratitud de los niños…! Sí, eso dijo el Apóstol en 1879, sin siquiera imaginar que a 160 años de su nacimiento, miles de príncipes y princesas le recordarían como un hombre dotado de cualidades y virtudes que representa la cúspide de un legado cultural, político, social y filosófico orientado hacia los intereses de los pobres de la Tierra y de la Humanidad.

Por ello, en cada enero y colectivo pioneril se continuará celebrando la jornada martiana con diversas actividades como el encuentro Juvenil Martiano donde se presentan investigaciones que abarcan la vida y obra del Apóstol. También las dramatizaciones de sus cuentos y de la única obra teatral escrita por el Maestro: Abdala.

Un momento especial dentro de la celebración será la exposición de dibujos y pinturas así como, la entrega de la distinción 8 de enero y de la réplica del anillo martiano a pioneros destacados y alumnos relevantes en el estudio de la obra de José Martí.

Un mes -sin dudas- cargado de acciones para recordar- como diría Gabriela Mistral- al hombre más puro de la raza y que al caer en su primer combate de la guerra que organizó y convocó, le mostró al mundo que hacer es la mejor forma de decir, escribiendo con su sangre la más hermosa y dramática lección.

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