Cada 28 de enero -al
menos desde que tengo uso de razón- diversas generaciones de cubanas y cubanos
rinden homenaje al Héroe Nacional de Cuba, nuestro José Martí.
Recuerdo en mis
tiempos de infante, era todo una fiesta de colores y caritas pintadas al
convertirnos en los personajes de sus cuentos y desfilar para mostrar la
felicidad de de los pequeños enanos del verde Caimán.
¡Oh, qué hermosa, la
gratitud de los niños…! Sí, eso dijo el Apóstol en 1879, sin siquiera imaginar que
a 160 años de su nacimiento, miles de príncipes y princesas le recordarían como
un hombre dotado de cualidades y virtudes que representa la cúspide de un
legado cultural, político, social y filosófico orientado hacia los intereses de
los pobres de la Tierra
y de la Humanidad.
Por ello, en cada enero
y colectivo pioneril se continuará celebrando la jornada martiana con diversas
actividades como el encuentro Juvenil Martiano donde se presentan
investigaciones que abarcan la vida y obra del Apóstol. También las dramatizaciones
de sus cuentos y de la única obra teatral escrita por el Maestro: Abdala.
Un momento especial
dentro de la celebración será la exposición de dibujos y pinturas así como, la
entrega de la distinción 8 de enero y de la réplica del anillo martiano a
pioneros destacados y alumnos relevantes en el estudio de la obra de José Martí.

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