Dice la
Sagrada Escritura que “el amor es benigno; no tiene envidia,
no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad, todo
lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta”.
Algunos se atreven a negarlo. Pobre de ellos están perdidos.
Otros, ignoran su fuerza y poder redentor ante el abismo y la barbarie de este
mundo mercantil.
Mas, ya lo dijo Martí: “El amor es el lazo de los hombres,
el modo de enseñar y el centro del mundo”. Solo él, es capaz de encender
corazones desenfadadamente. Van de su mano, la armonía, y el equilibrio de la
vida.
¿Cómo nombrar sino con la palabra Amor, el abrazo protector
de madre, el cálido beso de la abuela, la mano segura del padre, el consuelo de
los hermanos, el soporte de los amigos, la compañía del ser amado?
¿Cómo entender si no, el tesón ante el estudio, la
constancia ante el trabajo, el cotidiano andar por las calles, la perseverancia
ante los obstáculos deparados por el destino?
Cada día es único e irrepetible, pero solo es verdaderamente
posible si vives la vida, AMANDO.
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